Andrés Bello: la conservación de una lengua común
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Elvia Gómez
La Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, de Andrés Bello (Caracas, 1781-Santiago de Chile, 1865), editada por primera vez en 1847 en Santiago de Chile, es al decir de los expertos, todavía la mejor.
La valía de esta obra es ser “repertorio de modos de hablar y de cuerpo de doctrina” y el mérito del autor polímata (historiador, jurista, legislador, filólogo, naturalista, diplomático, poeta, filósofo, político y educador) fue ayuntar en la Gramática dos intereses que podrían parecer contrapuestos, especialmente para la época todavía muy cercana a las guerras de emancipación americanas: la conservación de la unidad de la lengua española al mismo tiempo que fortalecer el espíritu de independencia de las flamantes repúblicas del nuevo continente.
La Gramática concebida para el uso de los hispanoamericanos preservó los criterios de la Real Academia de la Lengua, que había editado su primer diccionario entre 1726 y 1739, pero reivindica para la América hispanohablante su derecho a la participación en la construcción de la cultura común. “Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales divergencias, cuando las patrocina la costumbre uniforme y auténtica de la gente educada”, dejó escrito.
El 23 de noviembre de 1851, Andrés Bello fue incorporado como miembro honorario de la Real Academia Española (RAE). En 1853, la primera edición de la Gramática fue reeditada por primera vez en Madrid, con notas de Francisco Merino Ballesteros, Inspector General de Instrucción Primaria.
La Gramática conjuga una noción de diversidad cultural de los países de Iberoamérica con la noción de unidad de la lengua española.
La principal preocupación de Bello, que la recoge en el prólogo de su obra, es que al castellano le ocurriera lo mismo que al latín: que la falta de unidad abriera el cauce a la corrupción del idioma y al nacimiento de otras lenguas. “Sea que yo exagere o no el peligro, él ha sido el principal motivo que me ha inducido a componer esta obra”, dice en el prólogo.
Sobre los neologismos que eran abundantes en el habla de la época, Bello escribió que “tienden a convertirlo (al castellano) en una multitud de dialectos irregulares, licenciosos, bárbaros, embriones de idiomas futuros”.
Cuando llega a vivir en Chile, tras 19 años de residencia en la liberal Inglaterra, Bello se sorprende por lo mal que hablaban los chilenos la lengua materna, especialmente los de las clases altas. Se convence de que la mejor vía para la transformación hacia el progreso es a través de la educación y concibe un cuerpo científico que sistematiza la lengua (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción, interjección). En el caso de los verbos simplifica sus tiempos y aporta una noción novedosa en el caso del pronombre.
La segunda mitad del siglo XIX la Gramática de Bello fue la base de la enseñanza del idioma en todos los institutos educativos, cinco días a la semana.
FICHA TÉCNICA
IDEA: Gramática de la Lengua Castellana
AUTOR: Andrés Bello
ÁREA: Idioma
FECHA: 1847. Post época emancipación americana