LOS HERMANOS
PÉREZ HEREDIA:
una historia de injusticia
y lucha por la verdad

“A mis hijos les dispararon en la cabeza y la bala, como iba de arriba hacia abajo, les destruyó todos los órganos”. Esas palabras, con voz entrecortada, las pronunció Gladis Heredia en 2009, un año después de que sus hijos fueron asesinados en Barquisimeto.

Engel y Fabricio, de 33 y 31 años, salieron de su casa, en el barrio San José, el martes 29 de abril de 2008. Prometieron volver para almorzar con sus padres, compromiso que no lograron cumplir. Lo que sucedió después fue una pesadilla para su familia.

A las once de la mañana de ese día, su padre, Iván Pérez, los llamó por teléfono, pero les respondieron con un mensaje de texto: "No nos llamen, que estamos en una". Los mensajes de texto sospechosos que recibieron y la falta de respuesta a las llamadas telefónicas los llevaron a denunciar la desaparición en la comandancia de policía más cercana.

Sin embargo, las autoridades les dijeron que debían esperar 48 horas para reportar una desaparición. Los familiares comenzaron la búsqueda por sus propios medios y llegaron al Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, donde les dieron la noticia: los cuerpos de Engel y Fabricio estaban en la morgue. Les informaron que habían muerto en un enfrentamiento con la Policía del estado Lara.

Iván Pérez, padre de los hermanos, no creyó esta versión y cuando entró a reconocer los cuerpos observó –además de los tiros– golpes y raspaduras en la anatomía de sus hijos. Por eso, pidió a otro de sus familiares que tomara fotografías, que sirvieron después como parte de las pruebas del doble homicidio.

Análisis forenses determinaron que los hermanos Pérez Heredia fueron torturados y asesinados con tiro de gracia. El informe del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) reveló que los policías les dispararon cuando estaban de rodillas. Antes habían sido arrastrados y golpeados.

La familia de los hermanos Pérez Heredia denunció que el caso fue un montaje para encubrir el asesinato. Se organizaron protestas y movilizaciones para exigir justicia. La hipótesis que se manejó al momento del doble crimen fue la extorsión, ya que Engel y Fabricio manejaban dinero a diario producto de un próspero criadero de cochinos.

Justicia a medias

La familia de los hermanos Pérez Heredia no se quedó de brazos cruzados. A pesar de la falta de apoyo de las autoridades, inició una búsqueda por sus propios medios. También creó el Frente Clasista Argimiro Gabaldón, una organización cívica defensora de los Derechos Humanos, en respuesta a esta tragedia.

El acompañamiento también estuvo de parte de los medios de comunicación regionales y nacionales, que cubrieron cada una de las protestas de la familia Pérez Heredia. Sin embargo, hubo medios que no quisieron incluir esta noticia.

“Nosotros, en ese tiempo, andábamos con el Gobierno y lo paradójico fue, lo feo, lo horrible, no sé qué nombre ponerle [...] los que menos nos atendieron fue Venezolana de Televisión [...] El Diario VEA, nunca nos tomó una entrevista”, recuerda el miembro del Frente Clasista Argimiro Gabaldón, Eulogio Gallardo.

Familiares, amigos y miembros del Frente Clasista Argimiro Gabaldón protestaron en varias ocasiones en Barquisimeto por retrasos judiciales. El caso fue trasladado en 2010 a otro estado: Carabobo, donde había supuestos privilegios para los victimarios, según los familiares. Hasta allá llegaron las protestas. Conformaron grupos para acudir a cada una de las audiencias, con el dinero que recaudaban entre ellos mismos.

Sentencia final

Después de más de tres años de lucha, el 17 de agosto de 2011, el Tribunal Sexto de Primera Instancia del estado Carabobo emitió una sentencia condenatoria para los cuatro funcionarios de la Policía de Lara implicados, adscritos a la Dirección de Investigaciones Penales y Apoyo Criminalístico (DIAC).

Dixon Argenis Canelón y Graciano Antonio Granda fueron sentenciados a 27 años de prisión por homicidio calificado con alevosía y motivos fútiles e innobles; Luis Pastor Camacaro y Erik Alexander Torcate recibieron una condena de 24 años por el mismo delito, en grado de cooperadores inmediatos.

La madre de los hermanos asesinados, Gladis Heredia, opina que la justicia no fue completa, ya que los condenados pagaron solo una parte de la pena.

A raíz de esta tragedia familiar, el padre de Engel y Fabricio, Iván Pérez, tuvo dos infartos y dos accidentes cerebrovasculares. Esto lo llevó a permanecer en cama y sin poder hablar hasta enero de 2023, cuando falleció en su casa, en el barrio San José de Barquisimeto.

“Invitaría a que los padres de estos policías, de los policías de ayer y de los policías de hoy, que siguen cometiendo atrocidades en el país, y del mismo Gobierno nacional, que se pongan un segundo en los pantalones y en la vida de la familia Pérez Heredia, para que vean las consecuencias, el profundo dolor y la impotencia en los que hoy estamos sumergidos. Es un dolor que nos llevaremos a la tumba”, recalca Eulogio Gallardo.

Plaza “Los Hijos de la Dignidad”

La lucha de la familia Pérez Heredia no se detuvo allí. Como un acto de memoria y reparación inauguró la plaza “Los Hijos de la Dignidad” en su comunidad del barrio San José, en homenaje a todas las personas caídas a manos de los cuerpos de seguridad del Estado.

El diseño arquitectónico y paisajístico fue del reconocido arquitecto Fruto Vivas, creador también de la Flor de Venezuela, monumento emblemático de Barquisimeto, quien era amigo de la familia, con la que compartía ideologías políticas.

La Corte Interamericana de los Derechos Humanos menciona que entre 2000 y 2007 se presentaron denuncias por más de 6.000 ejecuciones extrajudiciales practicadas por la policía. En el informe de 2007, indicó que de los 2.050 funcionarios implicados, solo 204 habían sido condenados y cumplían su pena.

El crimen de los hermanos Pérez Heredia es solo uno de los muchos casos de violaciones a los derechos humanos que ocurren en Venezuela, donde la búsqueda de la justicia es una tarea ardua y difícil, pero no imposible. Esa lucha demostró que la unión de voluntades logró que el caso no fuera engavetado, como otros miles, y que su consigna: “Sin justicia no hay Revolución”, sigue vigente.

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