WANASEDUME:
el guardián territorial que protege
a la comunidad yekwana
WANASEDUME:
el guardián territorial
que protege
a la comunidad yekwana
Por Gladylis Flores
En el contexto del arco minero del Orinoco, Wanasedume se ha convertido, a través de la educación y el trabajo comunitario, en un defensor del Caura y de los derechos humanos de la comunidad yekwana, ubicada al este del estado Bolívar
Chajuraña es una comunidad yekwana en el municipio Sucre, al oeste del estado Bolívar, que ha sufrido daños estructurales por la minería ilegal. Uno de los originarios de la zona que, además, es guardián territorial del Caura, Wanasedume, trabaja día a día para minimizar este impacto.
Para este líder indígena, la educación es la base para mantener a las nuevas generaciones alejadas de la minería. “Actualmente, estoy dando clases y ahora soy coordinador de educación, a favor de los pueblos yekwana y sanema. Aparte, lucho como guardián en defensa de mi territorio”, comenta Wanasedume.
La figura de guardián territorial fue creada entre 2019 y 2021 por diferentes comunidades indígenas de la región para protegerse frente a la llegada de los grupos armados a las zonas mineras. Wanasedume lo describe como una forma de vida. Busca proteger a sus familias, pueblos y recursos con su labor.
“
Yo en vida quiero dejar el bien a mis hijos, a mis padres y las futuras generaciones, para que ellos puedan vivir tranquilos en su territorio
”
“Desde que se decretó Parque Nacional Caura, las cosas cambiaron porque se introdujo ese impacto negativo a nuestro territorio y no era la misma convivencia (…) Según nuestro representante indígena, eso era para erradicar la minería, pero, lamentablemente, hasta ahora no lo vemos así. Más bien ha generado daños ambientales de los ríos, del territorio, de la fauna y de los peces, porque naturalmente nosotros vivimos de la caza y la pesca”, argumenta Wanasedume.
La minería también ha disminuido la calidad del agua. De acuerdo con un informe publicado por el Observatorio de los Derechos Indígenas Kapé Kapé, en el primer período de 2022, en la mitad de los hogares indígenas aumentaron las enfermedades respiratorias y estomacales.
“Los mineros utilizan el mercurio para agarrar el oro y desechan el agua; queda contaminada, igualmente los peces. Nosotros inocentemente pescamos, agarramos pescado y lo consumimos y a veces nos enfermamos”, explicó el líder indígena.
Wanasedume vive en la comunidad Chajuraña, a cinco días vía fluvial desde Maripa, capital del municipio Sucre. Foto Gustavo González
Wanasedume vive en la comunidad Chajuraña, a cinco días vía fluvial desde Maripa, capital del municipio Sucre. Foto Gustavo González
Como parte de su plan educativo, resalta la importancia del conuco y de la artesanía indígena. Foto Gustavo González
Como parte de su plan educativo, resalta la importancia del conuco y de la artesanía indígena. Foto Gustavo González
Visita las escuelas de las diferentes comunidades indígenas del municipio Sucre con el fin de promover su lengua, el maquiritare, y la cultura yekwana. Foto Gustavo González
Visita las escuelas de las diferentes comunidades indígenas del municipio Sucre con el fin de promover su lengua, el maquiritare, y la cultura yekwana. Foto Gustavo González
El daño social es igual para la comunidad yekwana. Los indígenas más jóvenes deciden irse a las minas y dejan atrás sus tradiciones del conuco y la artesanía. Esta es una situación que preocupa a los defensores de los derechos humanos de los indígenas, porque, al ser una de las pocas sociedades que mantienen sus costumbres, artesanía, bailes y vestimenta se han ido perdiendo.
Wanasedume teme que la nueva generación pierda su identidad, que no aprenda a hablar maquiritare, que no sepa de su cultura, baile, comida. “Nosotros queremos seguir viviendo en sana armonía. Queremos vivir en paz, practicar nuestra cosmovisión, nuestra caza y pesca, seguir bañándonos tranquilos en los ríos”, expone el guardián territorial.
Para evitar que se pierdan las tradiciones, Wanasedume viaja a diferentes comunidades yekwanas en el Caura y en el municipio Sucre, a promover el maquiritare y la cultura en general.
“Estamos dando cursos de idiomas. Los implementamos en los liceos, en las escuelas. Hay dos maestros, por supuesto del mismo pueblo, que saben escribir, que saben hablar, de manera que ellos puedan ser garantes de la lectoescritura”, indica Wanasedume.
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Nosotros queremos seguir viviendo en sana armonía. Queremos vivir en paz, seguir practicando nuestra cosmovisión, nuestra caza y pesca, seguir bañándonos tranquilos en los ríos
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Como parte de la promoción de la educación, creó un primer libro sobre el conuco, con el que enseñan a los jóvenes todo sobre la siembra, para que este conocimiento ancestral pase de generación en generación. Actualmente, trabaja en la creación de otros libros para la promoción de la educación yekwana, pero no ha tenido el financiamiento para terminarlos.
“Quizá no logre todo lo que yo quiero hacer en mi proyecto de vida, pero yo quiero que ese trabajo que inicié en un momento tenga continuidad y quede algo sembrado en los jóvenes, en la comunidad”, reflexiona.
Aunque el activismo que ha realizado no ha sido fácil, asegura que sigue trabajando para evitar que la minería siga atacando los derechos indígenas. “Yo en vida quiero dejar el bien a mis hijos, a mis padres y las futuras generaciones, para que ellos puedan vivir tranquilos en su territorio”.
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