LA NUEVA "MAFIA NIGERIANA"
TOCÓ VENEZUELA

La mafia nigeriana es la organización criminal más poderosa de África que opera fuera de ese continente. Ha logrado expandirse y consolidarse en Europa y Suramérica. Utiliza Brasil, Guayana Francesa y Surinam como su centro de operaciones en la región

Esta investigación identificó que dos de los líderes de las redes criminales nigerianas asentadas en Brasil habían vivido en Venezuela

Se supo que hay en Caracas, al menos, tres iglesias evangélicas nigerianas. Pero no se identificó ninguna conexión entre estos templos y hechos delictivos

Uno de los pastores consultados dijo que su actividad en Venezuela es netamente religiosa: “Todo lo que hacemos es cosa de Dios”

El salón principal de la iglesia evangélica nigeriana ubicada en la avenida Lecuna de Caracas todavía estaba lleno de gente. El servicio religioso había terminado, pero los ayudantes del pastor se ocupaban de repartir la comida a los asistentes, en su mayoría venezolanos. Era un domingo cualquiera de una semana flexible en plena cuarentena por COVID-19.

 “¿Quiere comer?”, preguntó un hombre de estatura regular, mientras acercaba un plato de arroz con pollo. Ante la expresión de sorpresa de la visitante, aclaró, en un precario español: “La costumbre en mi país es ofrecer comida a todos”. Mujeres, niños y adultos mayores, degustaban con entusiasmo mientras conversaban entre ellos sentados en los lugares donde minutos antes habían escuchado la prédica cristiana.

En la piso de arriba del improvisado templo, en un espacio más reducido, el pastor Joshua Aminchi Jock compartía la mesa con una comunidad de inmigrantes provenientes de Nigeria y con sus familiares. Eran unas 15 personas, también comían arroz con pollo, pero ellos conversaban en inglés. Allí no había venezolanos.

Uno de los asistentes del pastor sugirió volver en otro momento, pues el líder religioso tenía varias reuniones ese día.

Aunque el lugar fue visitado en tres oportunidades anteriores, esa fue la única vez que ARI logró entrar al templo “Jesucristo Centro de Milagros Ministerio Internacional”. La COVID-19 había alterado el funcionamiento de la iglesia, y en los primeros intentos el recinto estaba cerrado. La entrada a la edificación está resguardada por una santamaría casi impenetrable y nadie contestó los golpes a la puerta.

Los vecinos aseguraron que el pastor vivía allí, lo describieron como persona amable y colaboradora, aunque pensaron que era trinitario por la forma de hablar. Se sorprendieron al saber que era de Nigeria.

Los asistentes al templo se quedan luego de finalizado el servicio religioso, pues suelen servirles comida | ARI

Los asistentes al templo se quedan luego de finalizado el servicio religioso, pues suelen servirles comida | ARI

Un joven que salió de la sede del templo a comprar un botellón de agua potable dijo tener pocos meses en Venezuela –había llegado de Nigeria justo antes del confinamiento por la pandemia–, y confirmó que el lugar era también la residencia del pastor. Pero aclaró que en ese momento no se encontraba.

Ese mismo día, sábado, una mujer vestida con uniforme militar en un vehículo color rojo modelo Arauca, se estacionó frente a la iglesia. Descargó varias bolsas con pollos y otros víveres, los metió al templo y se quedó adentró, por más de media hora.

En otra oportunidad, algunos de los asistentes a la iglesia explicaron que los servicios religiosos son los domingos de 9:00 am a 11:00 am. Los martes hay un servicio solo para mujeres, y los miércoles en la tarde nuevamente otro encuentro abierto. Aseguraron que solían visitar el templo porque les daban comida al final de cada reunión. Eran personas humildes, venezolanas, nigerianas y quizás de otra nacionalidad.

El portón de la iglesia, ilustrado con una imagen que parece Jesucristo y mensajes religiosos, permanece cerrado cuando no hay servicio, por lo que no es fácil identificar que detrás de esa santamaría hay una iglesia nigeriana, que funciona en el corazón de Caracas.

El templo “Jesucristo Centro de Milagros Ministerio Internacional” está en la avenida Lecuna de Caracas | ARI

El templo “Jesucristo Centro de Milagros Ministerio Internacional” está en la avenida Lecuna de Caracas | ARI

“Todo lo que hacemos
es cosa de Dios”

El pastor Joshua Aminchi Jock, apoyado por otro miembro de su iglesia con mayor dominio del español, aceptó responder telefónicamente algunas preguntas de ARI. Luego de indagar sobre el propósito de la consulta y enterarse de que la investigación era sobre una red de narcotráfico liderada por nigerianos que captan a venezolanos, aseguró: “No sabemos nada. Nosotros nos dedicamos a la religión. Solo ayudamos a la gente”.

El asistente del pastor dijo ser venezolano, aunque por su acento no parecía. Aclaró que por Venezuela pasan muchos nigerianos, que luego se van, pues tienen otros países como destinó final. “No todos los que vienen aquí son de la iglesia, y no todos los que viven en Caracas tienen que ver con nuestra iglesia”, dijo el hombre refiriéndose a la iglesia “Jesucristo Centro de Milagros Ministerio Internacional”. Aclaró que en la capital de Venezuela hay muchas otras iglesias nigerianas.

Antes de pasarle el teléfono a su ayudante, Joshua Aminchi Jock, dijo --en tono de: "¿usted sabe quién soy yo?"--: "Yo soy el pastor de la Guardia de Honor Presidencial". Su asistente agregó que él también tenían vínculos con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). "Yo soy músico de una orquesta de la Comandancia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)", detalló.

Luego, obedeciendo las indicaciones de Joshua Aminchi Jock, que estaba junto a él al otro lado del teléfono, dejó claro que la actividad de la iglesia era netamente religiosa. “Todo lo que hacemos es cosa de Dios”, dijo, antes de finalizar la breve conversación.

Aunque no es el caso de la iglesia “Jesucristo Centro de Milagros Ministerio Internacional”, el investigador y profesor de la Universidad Sciences PO de París, Corentin Cohen, ha identificado una conexión entre algunas iglesias nigerianas y actividades ilícitas.

"He visto muchos casos de pastores nigerianos implicados en el tráfico, o que han ayudado a identificar a las mulas en Brasil. La iglesia es un punto de estructuración en las comunidades nigerianas, a menudo las personas más ricas de la comunidad están en la cima de la jerarquía y así sucesivamente, y las personas más vulnerables están allí. Así que es un lugar ideal para reclutar o transitar", dijo Cohen, en entrevista con ARI.

El experto e investigador de culturas africanas recordó un caso en Francia en el que el párroco era el jefe de una red de prostitución y tráfico de personas y, al mismo tiempo, miembro de una cofradía nigeriana. "Hay que entender que es un negocio, y puede ser una tapadera, o simplemente una forma de ganar dinero de vez en cuando", dijo. 

Sin embargo, aclaró que no se puede afirmar que sea una práctica sistemática y generalizada. Por lo que no todas las iglesias nigerianas tendrían vínculos con actividades ilícitas.

Cohen también explicó que frecuentemente las iglesias tienen pastores autoproclamados, "a veces han tenido otras experiencias, pero a menudo son estructuras locales ad hoc casi iglesias de garaje. Funcionan como franquicias, pero en principio tienen que devolver una parte de sus beneficios a Nigeria, habría que ver si hay una entidad legal detrás como ocurre en Estados Unidos y en Europa. Tal vez habría un registro de las donaciones recibidas y de los gastos", apuntó.

Un hombre
que solo miraba,
sentado en una silla
en medio de la acera

En la misma cuadra de la iglesia, a menos de 50 metros, estaba una pareja de hombres sentados en dos sillas en medio de la acera, sin hacer nada. Solo miraban como si esperaran algo. Además de la curiosa escena, destacaba que uno de los hombres era mucho más grande, fornido y de piel más oscura que el común de los venezolanos.

Al ser abordado, respondió en español con palabras cortadas pero entendibles, que eran nigerianos. Aclaró que no pertenecían a la iglesia evangélica que está al otro extremo de la acera. Comentó que tenía algún tiempo viviendo Venezuela, en esa zona cercana al Nuevo Circo de Caracas, también dijo que conocía al pastor. 

Pero insistió en que no acudía a ese templo, precisó que en Nigeria hay diferentes religiones y distintas iglesias cristianas; y agregó que incluso en Caracas hay varias organizaciones cristianas que solían reunirse en La Candelaria, Petare y el Centro Comercial Chacaíto. Cuenta que hasta antes de la pandemia este era el principal centro de reunión de la comunidad nigeriana y que en su mejor momento llegó a congregar entre 300 y 400 personas.

Un niño se acerca, e interrumpe la conversación. Le entrega al hombre fornido un billete de un dólar. “Esto se lo manda mi papá por lo que le cambió”, dijo el pequeño. El hombre hace un gesto de aprobación y sigue en lo suyo; sentado en su silla en el medio de la acera, solo mirando y esperando. Así se le puede ver todos los días en el mismo lugar.  

No queda claro si el hombre es un cambista informal de dinero o si se dedica a otra actividad, que amerita estar en el mismo punto permanentemente solo mirando.

Pero la escena hizo recordar que uno de los nigerianos identificados en Brasil como líder de la red que capta “mulas” para la droga había sido detenido en el pasado por un delito relacionado con el cambio de divisas. Ese hombre era Kevin Muroof Ezequiel Salami, dueño del hotel Acceso Rápido y pastor presidente de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios en Boa Vista.

La nueva "mafia nigeriana"
se expande por el mundo

Nigeria es el país más poblado de África, con más de 180 millones de habitantes. Desde allí operan más de 50 organizaciones de crimen organizado. Las llaman sociedades secretas, confraternidades o cofradías, porque en algunos casos nacieron como grupos de activismo contra el racismo en universidades. Pero en la actualidad son pandillas dedicadas al tráfico y trata de personas, narcotráfico y tráfico de armas, entre otros delitos. Estas bandas generalmente están lideradas por personas de las clases altas del país africano, políticos y empresarios influyentes.

Las “sociedades secretas” nigerianas se han expandido por casi toda Europa occidental y varios países de Suramérica. “En Sicilia ya se habla de una nueva ‘Mafia Nigeriana’. La diferencia con los clanes de la mafia italiana es que tanto los perpetradores como las víctimas vienen del extranjero y viven al margen de la sociedad”, dice un reportaje publicado por DW en 2019. 

El mismo trabajo cita a una funcionaria italiana que explica que “la llamada ‘Nueva Mafia’ de Nigeria no es una unidad, sino que consiste en una gran cantidad de sociedades secretas y bandas criminales, como el Hacha Negra, los Vikingos y la Hermandad Suprema Eiye, como se denominan a sí mismos”. Otros estudios también consideran que las organizaciones nigerianas funcionan más bien como clanes familiares, lo que dificulta su identificación.

El investigador francés Corentin Cohen, profesor en la universidad Sciences PO de París y experto en estudios de África, confiere un significativo poder a estas estructuras delictivas. “Los nigerianos son un grupo criminal muy influyente: Menos conocidos que la mafia italiana o la colombiana pero que tienen gran influencia a nivel internacional. Tienen presencia en países como Afganistán, Italia y Brasil. En los últimos tiempos hemos visto un gran aumento de arrestos a nigerianos que habitan en Brasil. Se sabe también que existen relaciones de vieja data entre grupos criminales en Surinam y de Brasil, como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho. Los nigerianos también han tejido una buena red internacional. Son conocidas sus buenas relaciones con la mafia italiana Ndrangheta”, explicó en entrevista con ARI.

En la misma dirección, un informe de Ameripol de 2013, denominado Análisis Situacional del Narcotráfico “Una perspectiva policial”, explica cómo los grupos africanos han ido ganando terreno en el tráfico de cocaína a Europa, un mercado que históricamente ha sido controlado por las organizaciones colombianas. “Desde 2005, diversos grupos delictivos del África Occidental, a menudo liderados por nigerianos, están firmemente arraigados en el mercado de cocaína de muchos países de Europa occidental. Algunos grupos nigerianos también han comenzado a exportar cocaína desde Brasil, especialmente desde Sao Paulo, a puntos de destino en África y Europa. La mayoría de esos grupos no tienen una organización jerárquica, sino que operan como unidades independientes en el marco de redes autónomas”.

En 2002, la Red de Seguridad y Defensa de América Latina ya advertía sobre el alcance de los grupos criminales nigerianos. “El país más poblado de África, Nigeria, es el principal centro de distribución de drogas en el continente, además de un importante punto del narcotráfico mundial. Las redes criminales nigerianas llevan heroína asiática a EEUU y cocaína sudamericana a Europa, Asia y África”. 

Tradicionalmente las redes de narcotraficantes nigerianos utilizaban personas para transportar alijos de droga escondidos en la ropa o dentro del cuerpo, y aunque han sofisticado sus métodos de envío, el uso de “mulas” sigue siendo una práctica habitual.

“Los grupos nigerianos controlan el 30 % de la cocaína que se exporta, vía marítima, desde Brasil, y añade, que cerca del 90 % de las ‘mulas’ o ‘correos’ que transportan cocaína desde Brasil a África en aviones comerciales, son enviadas por grupos nigerianos afincados en Sao Paulo, la ciudad con más oriundos de Nigeria en Latinoamérica”, dice otro informe de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), publicado en la Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad en 2019.

Además de Brasil, el estudio detalla que hay otros países de América Latina que forman parte de la ruta del narcotráfico a África Occidental. Estos son Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.

“Las redes criminales nigerianas son las más importantes en lo referente al tráfico de cocaína desde el golfo de Guinea hasta Europa. Manejan como mercados subsidiarios a los países del África subsahariana. En este sentido, los nigerianos están presentes a lo largo de toda la cadena de suministros, tanto en los países de producción y tránsito, donde San Pablo se constituye como un hub central en América Latina, como en los de consumo (de manera principal, Gran Bretaña, España, Italia y Alemania)”, dice el documento de FLACSO.

  • Venezolanos –en la mayoría de los casos de
    mujeres– que trabajan para la mafia nigeriana.
  • Están en Venezuela.
  • Captan o reclutan a las potenciales “mulas”
    para llevar la droga. Organizan el viaje
    hasta el estado de Roraima en Brasil.
  • Nigerianos. Suman entre 3 y 5 personas.
  • Están en Brasil y Surinam.
  • Reciben a los pasantes de droga que llegan
    de Venezuela o captan a migrantes
    venezolanos, los alojan en hoteles de paso
    para migrantes, los preparan para el viaje
    a Europa, les proveen de alimentos para
    agrandar el estómago, les indican la ruta
    que deben seguir hasta tomar el vuelo
    a Europa, les dan los boletos
    aéreos y dinero.
  • Supervisan desde Boa Vista todo el viaje
    de las “mulas”. Mantiene contacto
    telefónico permanente.
  • Son encargados o propietarios
    de alojamientos de paso para migrantes
    en Boa Vista y otras ciudades de Brasil,
    y en Surinam. También pueden ser pastores
    de alguna iglesia cristiana nigeriana.
  • Algunos de los líderes de la organización
    están en este grupo.
  • Venezolanos. Son 3 o 5 personas.
  • Están en Brasil y Surinam.
  • Suministran los dediles de droga listos
    para ser ingeridos por la persona que hará
    el viaje. Los enseñan a tragar los dediles
    y les dan las indicaciones finales para que
    el viaje se desarrollé sin contratiempos.
  • La mayoría son venezolanos que luego
    de ser “mulas” –por razones que se
    desconocen– se quedan trabajando
    para la organización nigeriana.
  • Nigerianos. Se desconoce el número
    de personas.
  • Están en Amsterdam, Países Bajos.
  • Reciben un bolso con los dédiles de droga,
    y paga a la “mula” por el trabajo realizado.
    Adicionalmente les entrega dinero
    en efectivo en dólares para que lo lleven
    a Brasil, lo cual conecta con otra
    de las actividades de esta mafia:
    pequeñas operaciones clandestinas
    de cambio de dinero.
  • Nigerianos.
  • Están en África y Europa.
  • Dirigen la operación de tráfico de drogas.
    Se dedican al tráfico y trata de personas.
    Controlan “casas de cambio” informales.
    Regentan iglesias cristianas en distintos
    países.
  • Venezolanos –en la mayoría
    de los casos de mujeres– que
    trabajan para la mafia nigeriana.
  • Están en Venezuela.
  • Captan o reclutan
    a las potenciales “mulas”
    para llevar la droga. Organizan
    el viaje hasta el estado
    de Roraima en Brasil.
  • Nigerianos. Suman entre 3 y 5
    personas.
  • Están en Brasil y Surinam.
  • Reciben a los pasantes de droga
    que llegan de Venezuela o captan
    a migrantes venezolanos,
    los alojan en hoteles de paso
    para migrantes, los preparan
    para el viaje a Europa,
    les proveen
    de alimentos para agrandar
    el estómago, les indican la ruta
    que deben seguir hasta tomar
    el vuelo a Europa les dan
    los boletos aéreos y dinero.
  • Supervisan desde Boa Vista
    todo el viaje de las “mulas”.
    Mantiene contacto telefónico
    permanente.
  • Son encargados o propietarios
    de alojamientos de paso
    para migrantes en Boa Vista
    y otras ciudades de Brasil,
    y en Surinam.
    También pueden ser pastores
    de alguna iglesia cristiana nigeriana.
  • Algunos de los líderes
    de la organización están en este grupo.
  • Venezolanos. Son 3 o 5
    personas.
  • Están en Brasil y Surinam.
  • Suministran los dédiles de droga
    listos para ser ingeridos por
    la persona que hará el viaje.
    Los enseñan a tragar los dédiles
    y les dan las indicaciones finales
    para que el viaje se desarrollé
    sin contratiempos.
  • La mayoría son venezolanos
    que luego de ser “mulas”
    –por razones que se desconocen–
    se quedan trabajando para
    la organización nigeriana.
  • Nigerianos. Se desconoce
    el número de personas.
  • Están en Amsterdam,
    Países Bajos.
  • Reciben un bolso con
    los débiles de droga, y paga
    a la “mula” por el trabajo
    realizado. Adicionalmente
    les entrega dinero en efectivo
    en dólares para que lo lleven
    a Brasil, lo cual conecta
    con otra de las actividades
    de esta mafia: pequeñas
    operaciones clandestinas
    de cambio de dinero.
  • Nigerianos.
  • Están en África y Europa.
  • Dirigen la operación de tráfico
    de drogas. Se dedican al tráfico
    y trata de personas. Controlan las
    “casas de cambio” informales.
    Regentan iglesias cristianas
    en distintos países.

EL NEGOCIO DE PASAR DROGA POR GOTEO

En lo que tiene que ver con el uso de "mulas", los nigerianos tienen amplia experiencia. El estudio de Ameripol identificó el perfil de los “correos humanos” empleados en la ruta africana vía aérea. "Hombre, de nacionalidad nigeriana, con una media de edad de 33 años (rango de 24 a 41 años) y proveniente de vuelos desde Senegal. En todos los casos en los que la nacionalidad del correo era nigeriana, la sustancia se llevaba ingerida”.

Aunque los grandes carteles mexicanos y las organizaciones colombianas han cambiado el uso de las "mulas" por los narcosubmarinos, los envíos en contenedores y aviones privados, la modalidad de pasantes de drogas o "correos humanos" sigue viente, como se aprecia en la popular serie de National Geographic, Alerta Aeropuerto.

"La utilización de “correos humanos” o “mulas” va a seguir incrementándose tanto en vuelos procedentes de Sudamérica como de países de la costa africana. Los beneficios que se generan por la cocaína introducida en Europa a través de este sistema de goteo son de gran relevancia, tanto para las organizaciones delictivas como para el delincuente común", pronosticó Ameripol. 

Un kilo de cocaína en Colombia, que actualmente tiene una producción récord de coca, tiene un costo aproximado de US$900, al llegar a Brasil el precio asciende a unos US$5.000, pero en Europa multiplica su valor por 8 y llega a poco más de US$40.000, según revela una investigación conjunta de InSight Crime y Global Initiative publicada en marzo de 2021.

Además "las cantidades de gran pureza se adulteran o se cortan, pudiendo alcanzar el doble o triple de su peso original según el nivel de adulteración realizado", explica el documento de Ameripol. De un kilogramo de cocaína (media aproximada transportada en el interior del organismo) sale muchas dosis.

En esta ecuación la persona usada como pasante de drogas ingiere los dediles con la promesa de recibir a cambio entre US$4.000 y US$5.000 por viaje. Sin embargo, no hay garantía de pago. Los que no mueren en el trayecto por el estallido de un dedil, caen en prisión o quedan en trabajos de esclavos para las redes criminales que los reclutaron.

Por otra parte, David Weinberg, sociólogo e investigador francés especialista en oferta ilícita de drogas, explicó que uno de los métodos clásicos de las organizaciones criminales es la utilización de la diáspora que facilita el tráfico internacional. "La situación económica, sanitaria y política de Venezuela impulsa a la gente a partir. Y eso crea un ejército de reserva para los grupos criminales. La motivación de muchas personas desfavorecidas para llevar a cabo el trabajo de mulas es huir de Venezuela. Esa podría ser una hipótesis", dijo.

Sin embargo, la vulnerabilidad de las personas que son captadas para llevar drogas no reduce, ni anula la condición delictiva de su acción. "Esto no puede ser considerado como trata de personas, porqué está tipificado como un delito que es el tráfico ilícito de drogas, aun cuando pueda haber algunos elementos que definen la trata", explicó Norma Ferrer, quien es abogada, investigadora y defensora de Derechos Humanos.

La experta considera que pudiera evaluarse si "este tipo de delito puede encuadrarse dentro del concepto de esclavitud moderna".

Mientras tanto muchos venezolanos azotados por la emergencia humanitaria y la hiperinflación tienen el perfil ideal para ser tentados por las redes de tráfico de drogas que los convertirán en "mulas", expresión deshumanizante que se usa para identificar a los pasantes de drogas.

* Los nombres de los personajes de esta historia fueron cambiados a solicitud de los protagonistas, quienes accedieron a dar sus testimonios para la construcción de esta investigación de ARI, con la condición de no poner en peligro su seguridad y la de sus familiares.