Sin memoria
ni cuenta en Venezuela

Sin memoria
ni cuenta en Venezuela

En 2017, la doctora Patricia Valenzuela, directora de la Sociedad Venezolana de Infectología, trabajaba decenas de horas en un sistema sanitario golpeado. Déficit de suministro de medicamentos del 80 %, la mitad de los hospitales no estaban en funcionamiento y una reducción del 50 % del personal médico en centros públicos dejaba en jaque a la salud de los venezolanos.

Mientras recorría un pasillo del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV), un aumento de pacientes con varicela llamó su atención. No le dio mucha importancia. Después de todo, el Ministerio de Salud no había reportado un brote epidemiológico al respecto.

Al llegar a casa, luego de una jornada de 48 horas, Valenzuela se quitó la bata blanca con su nombre bordado. Su esposo, quien se encontraba en la cocina, rápidamente notó algo raro: "¿Qué es eso que tienes en el brazo?", le preguntó.

La infectóloga examinó la parte posterior de su brazo derecho. Era una vesícula, propia de la varicela o lechina. A pesar de haber sido vacunada, Valenzuela explica que «las primeras vacunas que llegaron a Venezuela no eran del todo efectivas». Los síntomas atacaron rápidamente: sarpullido, fatiga y dolor de cabeza, por lo que tuvo que correr para ser tratada médicamente. La varicela, en adultos, suele ser severa y si la sintomatología se vuelve más intensa: puede llegar a poner en riesgo la vida del paciente.

Al no haber boletín epidemiológico desde 2016, Valenzuela no podía saber que ese aumento de pacientes con varicela se trataba, en realidad, de un brote de la enfermedad en Caracas. Además, conseguir los medicamentos para ello, en ese entonces, era un reto incluso para los profesionales de la salud.

Esta es una de las historias que revela la afectación en la ciudadanía de la falta de datos oficiales en el país en diferentes ámbitos. A más de dos años de que 69 economistas, periodistas y profesores exigieran la publicación de cifras y datos actualizados al Banco Central de Venezuela (BCV), al Ministerio de Finanzas, a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el acceso a la información pública es más opaco que nunca.

La opacidad de la información del Estado no se refiere únicamente a las finanzas. ¿Recuerdas cuándo fue la última vez que el INE publicó la tasa de mortalidad o natalidad de Venezuela? Fue hace más de 12 años.

Para Julio Castro, infectólogo y profesor del Instituto de Medicina Tropical de la UCV, esta data, junto con el boletín epidemiológico semanal, son fundamentales porque «permiten la planificación de políticas públicas». Pero el último de estos reportes fue el de 2016, presentado con retraso, en mayo de 2017, por el Ministerio de Salud.

Castro puntualiza que estos ocho años sin boletín epidemiológico tiene consecuencias en la colectividad al no saber sobre enfermedades prevalentes, brotes epidémicos ni tasas de incidencia o mortalidad. 

En julio de 2017 se registró una epidemia de sarampión en Bolívar. Lo que afectó a, por lo menos, seis naciones vecinas. Asimismo, desde 2016 se registró un brote de difteria, el cual permaneció activo varios años. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) documentó 253 casos de difteria en Venezuela, tan solo entre 2017 y 2018. Más allá de la campaña de prevención y alerta por el Covid-19, el Ejecutivo nacional no ha tomado medidas preventivas ni ha informado de forma continua sobre otras oleadas epidemiológicas desde entonces. 

Por su parte, Valenzuela visitó multitud de farmacias para conseguir aciclovir, antibiótico necesario para tratar sus síntomas. «Pero el precio era elevadísimo y prácticamente no se conseguía en ningún lado», relata. Logró conseguir parte del tratamiento gracias a unos amigos que le avisaron dónde había. Pero completarlo parecía misión imposible en una Venezuela hiperinflacionaria y con alto déficit sanitario. 

Esta deliberada retención y ausencia de información sanitaria tampoco es una excepción. El Ministerio Público, la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo y la Asamblea Nacional no han rendido cuentas a la ciudadanía sobre su gestión en casi una década.

Organizaciones no gubernamentales como Transparencia Venezuela, Provea, Espacio Público, Ve Sin Filtro y Aula Abierta han denunciado mediante comunicados, cartas, informes anuales e, incluso, acudiendo a la sede del Parlamento, esta opacidad informativa que se ha instaurado en el país. 

Asimismo, destacan que la información que se desprende, por ejemplo, del boletín epidemiológico es vital para la planificación de presupuesto y de recursos humanos, así como para planificar y ejecutar estrategias de atención y prevención. 

"Venezuela es uno de los firmantes del Reglamento Sanitario Internacional, por lo que tiene la obligación de publicar regularmente la información sanitaria"

Julio Castro, médico infectólogo 

Fue el propio doctor Castro quien logró conseguirle, mediante una ONG, el resto del tratamiento a la infectóloga Valenzuela. Se pudo tratar antes de que los síntomas se agravaran; para ella, "todo se pudo haber solucionado más rápido de haber sabido que era un brote", y al extremar las previsiones. 

Oscar Murillo, coordinador general de Provea, asegura que parte de la crisis de derechos humanos que vive Venezuela ha tenido mucho que ver con falta de información. La no rendición de cuentas, de principios y de transparencia «nos remite a una situación donde hay un Estado al que no le interesa el ciudadano», comenta.

Desde 2017, las ONG que abogan por los DD. HH. han exigido la rendición de cuentas y la publicación de documentos de registro público. No obstante, Murillo admite que tal vez no han sido lo suficientemente insistentes. Asegura que ante la exigencia y reclamos por los derechos fundamentales, «la respuesta es la represión; es la persecución; es la descalificación». 

El coordinador general de la ONG hace un llamado a toda la ciudadanía: "No perdamos la capacidad de asombro. No porque la Contraloría o el Ministerio Público no hayan rendido cuentas, nosotros debemos dejar de exigir eso como un derecho constitucional".

El artículo 57 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela expresa que “se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades".

Sin cifras oficiales

Memorias y cuentas

NO SE PUBLICAN DESDE HACE OCHO AÑOS (2016)
PERIODICIDAD: ANUAL

Permite a la Asamblea Nacional y al público evaluar el desempeño de los ministerios para asegurar la transparencia y la responsabilidad en la gestión pública. Es una herramienta esencial para el control democrático, ya que proporciona una base para el debate y la toma de decisiones legislativas.

No tener esta información podría llevar a un aumento de la corrupción y la impunidad. Su publicación facilita el monitoreo del uso eficiente y efectivo de los recursos públicos. Sin ella, la sociedad podría enfrentar un mayor riesgo de crisis humanitaria y económica, ya que no habría un mecanismo adecuado para corregir las acciones del gobierno.

Boletín epidemiológico

NO PUBLICA DESDE HACE OCHO AÑOS (2016)
PERIODICIDAD: SEMANAL

Ayuda a identificar brotes de enfermedades, planificar campañas preventivas y monitorear el impacto de las medidas de control. Permite detectar cambios en la incidencia, prevalencia de enfermedades en cada región y segmentar grupos de población en riesgo. Permite a los ciudadanos saber de las enfermedades que más los afectan para exigir al Estado que tome medidas.

Sin este boletín el sistema de salud público no puede controlar adecuadamente las principales incidencias de morbilidad. Afecta la capacidad de respuesta ante brotes. La falta de datos precisos sobre la prevalencia de enfermedades como la tuberculosis, que ataca a poblaciones vulnerables como las desnutridas, impide una planificación efectiva en salud pública.

Informe del Ministerio Público

NO PUBLICA DESDE HACE SIETE AÑOS (2017)
PERIODICIDAD: ANUAL

Informa sobre la gestión de la Fiscalìa al rendir cuentas y fomentar la transparencia. Con las estadísticas sobre delitos, permite identificar tendencias y evaluar las políticas públicas. Sirve como insumo para el debate sobre justicia penal y derechos humanos, al identificar áreas de mejora en el sistema.

No tener esta información genera desconfianza en la Fiscalía y limita su capacidad para cumplir con su mandato de defender los derechos de la sociedad. Socava los principios del Estado de Derecho. Para las ONG e investigadores, limita su acceso a información crucial sobre criminalidad, violencia y otros temas de interés público.

Indicadores Económicos

NO SE PUBLICAN DESDE HACE SIETE AÑOS (2017)
PERIODICIDAD: MENSUAL, TRIMESTRAL, ANUAL

Estos datos estadísticos como la inflación, el producto interno bruto, el déficit fiscal, el monto de las importaciones y exportaciones, el desempleo, entre otros, permite entender cómo está la salud de la economía de un país. En consecuencia, contribuyen a la toma de decisiones de políticas económicas y financieras tanto del gobierno como de los diversos actores económicos.

Al no conocerse los datos macroeconómicos, se distorsiona la realidad de un país y entorpece los resultados de cualquier decisión que se tome en esta materia. Son factores que influyen en las decisiones de inversión, contratación de personal y fijación de precios. Puede llevar al colapso de la nación y afectar lel ingreso de los ciudadanos.

Informe de la Contraloría General de la República

NO PUBLICA DESDE HACE TRES AÑOS (2021)
PERIODICIDAD: ANUAL

Informa del destino de los recursos públicos, detecta irregularidades y exige rendición de cuentas a las autoridades. Permite identificar áreas de riesgo en la gestión fiscal, prevenir irregularidades y fortalecer los mecanismos de control interno. Contribuye a las investigaciones, monitoreo y controlaría social de ONG y académicos.

Este informe es fundamental para la transparencia y el control fiscal, al detallar las acciones y resultados de la gestión pública. Limita la evaluación del uso de los recursos públicos, lo que podría generar corrupción y la impunidad. Sin el informe, sería difícil corregir las actuaciones del gobierno, lo que afectaría la calidad de vida de los ciudadanos.

Las más contundente prueba

La golpeada economía nacional también ha sido víctima de la opacidad informativa. "El Ministerio de Finanzas es la más contundente prueba de retiro de información financiera en Venezuela", afirma la economista y directora de Síntesis Financiera, Tamara Herrera.

Ante esta situación, el retiro y la ausencia de datos es un lastre para las posibilidades de crecimiento. "Las inversiones se vuelven más prudentes o se dejan de realizar". Agrega que si se divulga la información faltante, el impacto sería «gigantesco y positivo» en las expectativas del futuro del país.

"Sería imprescindible encauzar y darle sustento a cualquier plan de desarrollo que vaya a proponerse", asevera.

A su vez, José Guerra, economista y exdiputado, hace recordar el refrán de “luz en la calle, oscuridad en la casa” al señalar que múltiples cifras no se volvieron a publicar a lo interno. Entre ellas, resalta la producción petrolera, la cual era publicada por el Ministerio de Petróleo en su página web, pero ahora solo se le envía a la organización internacional OPEP. 

"Eso obedeció a una razón muy simple: a partir de 2014 la actividad económica empieza a deteriorarse (...) una política claramente orientada a esconder información para que las estadísticas no hablaran" de la crisis del país. 

La abogada Mildred Rojas, de Transparencia Venezuela, explica que sin datos oficiales "no se puede hacer una evaluación de las políticas del Estado". Esto, a su vez, contribuye al incremento de la corrupción; ejemplifica que casos como el de Pdvsa-Cripto pudieron ser detenidos a tiempo si se tuviese la información pública. 

En 2023, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) alertó que en Venezuela la transparencia gubernamental es inexistente y el acceso a información pública está restringido para ciudadanos y periodistas. 

La abogada Rojas reitera que el acceso a la información pública tiene un doble propósito: saber si los recursos del Estado  se han empleado correctamente y proponer iniciativas desde la ciudadanía. "No es posible que tengan una participación real (los ciudadanos), si no pueden ejercer control sobre las políticas públicas", afirmó.

"Más de 9.400 millones de dólares se pierden cada año en economías ilícitas en Venezuela, de acuerdo a lo informado por Transparencia Venezuela en 2022"

Mildred Rojas, abogada

Para el gremio de periodistas, esta opacidad significa la pérdida de la memoria reciente del país, según Daniela Alvarado, representante del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS). "Se ha reducido el canal determinante que constituye la prensa para el flujo de la información pública, lo que compromete la transparencia y rendición de cuentas del Estado venezolano".

Alvarado describe que "esta cultura del secreto" ha impulsado el cierre de fuentes plurales, naturalizando y normalizando las medidas de censura y los atropellos hacia los periodistas y, por ende, violentando el derecho constitucional a la información oportuna y veraz de todos los venezolanos.

De 475 instrumentos legales en Venezuela, 60 contienen disposiciones sobre opacidad, reflejó un estudio de la ONG Transparencia Venezuela. 

Una de ellas es la Ley Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los Derechos Humanos de 2020, la cual establece el carácter confidencial de los acuerdos que se firmen con actores privados.