Un Estado que contamina
Un Estado que contamina
Desde el año 2016, Francisco, quien vive en Carora en Lara, alertó junto con otras personas de la comunidad y representantes de organizaciones ambientales sobre las consecuencias de permitir la explotación de sílice en las montañas de este estado. A pesar de las múltiples denuncias ante los medios de comunicación; de la cantidad de informes que se presentaron sobre el posible impacto en el ambiente y en la población; y de haber acudido a los tribunales, la gobernación otorgó a una empresa privada, en 2021, la concesión para operar la mina.
“Desde hace muchos años se ha intentado explotar sílice en la zona, pero gobiernos anteriores al chavismo nunca dieron la autorización. Dimos la pelea para evitar que se dañara un importante reservorio vegetal y rico en agua para la vida, pero pudieron más las razones económicas que la protección al ambiente”, afirma Francisco.
Desde entonces, el debate sobre la explotación de este mineral no metálico, con 98 % de pureza, ubicado en 10 hectáreas de la cumbre del cerro El Plan, municipio Torres del estado Lara, se centró en la afectación que puede ocurrir en los afluentes subterráneos y superficiales que llegan a Los Quediches, el embalse que suministra agua a tres parroquias del estado: Trinidad Samuel, Las Mercedes y Manuel Morillo.
“Según los expertos, este cerro, donde llueve mucho, es como una esponja y filtra el agua que alimenta el río Los Quediches. El agua de este embalse es pura, es dulce, prácticamente potable y perfectamente usable por las comunidades y los productores de la zona que suelen cultivar maíz, pimentón y tomate”, sostiene Francisco.
Recuerda además que desde que se permitió la extracción de este mineral, del cual se derivan otros materiales como cemento pego, para elaborar crema dental, para circuitos eléctricos y para fabricar tuberías con fibra de vidrio, el paso de las grandes máquinas para la actividad extractivista también causó daños al ecosistema altamente boscoso. Todo ello sin la mirada contralora gubernamental para evitar el impacto ambiental o algún tipo de contaminación.
Venezuela encabeza las listas de los países que más genera pasivos ambientales en Sudamérica, a excepción de las tasas de deforestación anuales. Todos los datos dependen de la organización internacional que se consulte, ya que, desde el año 2016, el Estado venezolano no aporta información oficial.
“Pero el Estado está muy activo, presente, al momento de contaminar. Incluso niega la responsabilidad de los desastres socioambientales”, cuestiona Alejandro Álvarez Iragorry, biólogo y director del Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales (Clima21).
El Poder Ejecutivo no solo ha estado inactivo en el monitoreo y mitigación de pasivos ambientales, también los poderes legislativos, judicial y ciudadano expanden su mancha de opacidad.
"Las organizaciones ambientales introdujeron un documento ante la Fiscalía 23 en materia ambiental, ubicada en Barquisimeto. Sin embargo, este despacho nunca dio respuesta a ese recurso. Debido a esto, se enviaron informes a instancias internacionales como la Corte de los Derechos Humanos de la ONU"
Francisco, habitante de Carora, estado Lara
Un abogado ambiental, que decidió proteger su identidad, informó a la Alianza Rebelde Investiga que la mayoría de las denuncias de los ciudadanos en temas ambientales están “engavetadas”. Quedan impunes.
Y sin denuncias procesadas en el Ministerio Público, no existen casos evaluados en el Poder Judicial. Según el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), en 2023 se introdujeron recursos sobre la contaminación del lago de Maracaibo en el estado Zulia, la deforestación e invasión humana de parques nacionales para la intervención minera o agraria y el tráfico de especies «exóticas» o endémicas. De las más de 30 denuncias hechas ante la Fiscalía y en las redes sociales, sólo se atendió una: la prohibición de una cancha de pádel en una zona protegida por el municipio Baruta, en el estado Miranda.
Otras zonas resguardadas por el Estado no corren con la misma suerte. Si bien Venezuela no encabeza la lista de países latinoamericanos en deforestación, la Plataforma Global Forest Watch advierte que sí muestra el crecimiento más rápido en pérdida de cobertura arbórea primaria desde el 2016, tanto en la selva Amazónica como en el occidente venezolano.
“La empresa a la que la gobernación de Lara otorgó la concesión para explotar el sílice, por cierto, una compañía cuya razón social era impartir cursos de computación, llevó a cabo un plan de deforestación que afectó a las especies del lugar. Aquí había mucha fauna y vegetación, y muy cerca se encuentra la cueva El Indio, a 200 metros, donde habitan especies en peligro de extinción. De hecho, al realizar su primera extracción de sílice, el ambiente natural cambió por completo”, destaca Francisco.
La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales establece que el poder Legislativo debe actualizar y crear al menos 24 documentos que sientan las bases del control, la sanción y la mitigación sobre los factores que favorecen al cambio climático, al tráfico de animales —que afecta a más de dos tercios de las especies catalogadas como en peligro de extinción según el Libro Rojo de la Fauna Venezolana— y la megadiversidad del país.
Manchados de petróleo
El Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales (Clima21) es una de las pocas que monitorea los derrames de petróleo en Venezuela. Estima que al menos una vez a la semana ocurre una fuga de hidrocarburos en el país que afecta los ecosistemas costeros nacionales y la economía local. Asegura que los derrames pueden detectarse desde el espacio a través de imágenes satelitales.
Mientras tanto, desde el Ministerio de Petróleo y desde Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se niega el impacto de este pasivo ambiental que la ONG Transparencia Venezuela considera como uno de los más opacos del país y de la región latinoamericana. La mayoría de las veces, la petrolera estatal voltea la mirada de los miles de incidentes que ocurren en su infraestructura que dañan a los ecosistemas y afectan a la población.
“Nos hemos visto afectados en múltiples ocasiones por los derrames de petróleo y por el gasoil que se acumula en el agua. Nos afecta mucho en la piel, porque además debemos usar diluyentes para quitarnos el petróleo. Las aguas del lago de Maracaibo son calientes y traen muchos escombros, petróleo y gasoil”, cuenta un pescador en el estado Zulia.
De acuerdo con un informe de la ONG Transparencia Venezuela, titulado Pdvsa a espaldas de los criterios ESG, la industria petrolera y gasífera en el país no cumple con los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo que toda empresa debe cumplir, de acuerdo con los estándares de organismos internacionales preocupados por el cambio climático. Pdvsa, además, debe incorporar los objetivos de la Inversión Socialmente Responsable (ESG, por sus siglas en inglés) al ser el sector hidrocarburos, de por sí, uno de los más contaminantes en el mundo.
Por su parte, la organización internacional Sustainalytics, señala que Pdvsa es una de las peores calificadas mundialmente en sustentabilidad ambiental, social y de gobernanza (ESG Ranting en inglés). Entre sus fallas está la ausencia de transparencia en su gestión y el nulo mantenimiento de sus instalaciones desde hace más de 20 años.
“Hemos tenido casi cero derrames (...). Los derrames de hidrocarburos son como el agua y el aceite: no hacen ningún tipo de descomposición en el lago de Maracaibo. Simplemente es una cuestión visual”, dijo el exministro de Petróleo y expresidente de Pdvsa, Pedro Rafael Tellechea en una alocución pública el 10 de julio del 2023, luego de que la NASA y el Programa Copérnico compartieran imágenes satelitales del lago más grande de Sudamérica lleno de petróleo, de algas y de cianobacterias (que proliferan entre las manchas de petróleo).
A pesar de las cientos de denuncias sobre las distintas formas en las que contamina Pdvsa, ningún organismo, como el propio ministerio de Petróleo ⏤contralor del sector de los hidrocarburos⏤ o el ministerio del Ambiente, ha hecho llamados de atención o exigido acciones para mitigar el impacto de las actividades de la industria en el ambiente y en las personas.
“La salud se ha visto muy afectada. Los pescadores hemos sufrido enfermedades en la piel, principalmente en los pies y en las manos, debido al contacto con el agua llena de petróleo y el verdín. La comunidad se ve afectada por los malos olores que emanan del lago de Maracaibo, ya los derrames petroleros se acercan a las orillas”, dice otro pescador en la zona consultado por ARI.
El Banco Mundial cataloga a Venezuela como una de las cinco naciones que más contaminan con metano en el mundo a través de la quema de gas y «el que tiene la intensidad de venteo de gas más alta del mundo (emisiones liberadas a la atmósfera)», según su último reporte publicado el 20 de junio de 2024. Y más de la mitad del volumen de los gases se produce en un solo lugar: en la refinería Punta de Mata de Pdvsa, en el estado Monagas, al oriente del país.
Otras empresas estatales como las cementeras y las siderúrgicas también generan problemas ambientales durante sus procesos, pero tampoco el Estado ha puesto su mirada crítica a esta situación; al igual que la explotación indiscriminada de oro y carbón, muy cuestionadas en los últimos años debido al impacto al ambiente.
“De ser uno de los países del mundo en crear un Ministerio del Ambiente pasamos a tener una gestión casi nula en protección ambiental. El deterioro institucional es incalculable”, denuncia Antonio De Lisio, geógrafo venezolano y director de la Alianza Acción Climática Venezuela.
Tanto Álvarez como De Lisio denunciaron que el Estado no se ha comprometido con el Acuerdo de París, un documento firmado en el año 2015 que obliga al gobierno venezolano a monitorear y mitigar la producción de gases de efecto invernadero.
El Estado ha asegurado que trabaja en el Tercer Comunicado Nacional sobre el Cambio Climático desde el 2020, y en febrero del 2024 lo volvió a prometer. Pero esos documentos se han debido publicar todos los años desde el 2016.
"El Segundo Comunicado Nacional sobre el Cambio Climático, que se publicó en el año 2017, tiene datos desactualizados: del año 2010 o anteriores. Esto revela la gran dimensión de deterioro institucional que existe a nivel Estatal"
Antonio De Lisio, director de la Alianza Acción Climática Venezuela
Para Álvarez y De Lisio es relevante estar informados sobre lo que sucede con el cambio climático ya que está estrechamente relacionado con los derechos humanos; afecta no sólo al medioambiente sino también al bienestar de la población y, en última instancia, a la supervivencia de los seres vivos.
Los expertos agregan que al tener el cambio climático un impacto en las personas, especialmente en las más vulnerables; en todas las áreas de desarrollo y los demás seres vivos del planeta, no debe ignorarse. Por lo tanto, los gobiernos deben empezar a ser agentes de cambio.
“Los que más se han visto afectados por los derrames de petróleo en el lago (de Maracaibo) son los pescadores artesanales, ya que los manglares se han contaminado y está matando el hábitat natural. No hay carnadas, que son las que utilizamos para la pesca de la corvina que hacemos acá”, dice uno de los trabajadores de la pesca cuyo sustento se ha visto seriamente disminuido mientras su familia se hace cada día más pobre.
Constitución Bolivariana de la República, artículo 127:
“Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado.
El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, genética, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica.
Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos”.
(*) Los nombres de los testimonios fueron cambiados por seguridad o a petición de las personas.