El decreto de liquidación del Instituto Nacional de Hipódromos aprobado por Hugo Chávez en 1999 establece que la operatividad y las instalaciones de los hipódromos debían ser entregados bajo licencia a privados, pero 25 años después no ha ocurrido.

La administración de Nicolás Maduro decidió quedarse con el negocio hípico, pero el deterioro de la mayoría de su infraestructura ha sido significativo, según constató ARI en un recorrido realizado por los hipódromos. Solo el hipódromo La Rinconada, de los tres pertenecientes al Estado, está en buenas condiciones.

ARI visitó a mediados de 2023 el Hipódromo de Valencia en el estado Carabobo. Una carretera repleta de huecos y con poca señalización conduce al óvalo carabobeño construido en 1983. La maleza rodeaba a unas caballerizas, que anteceden al complejo de carreras, se observaron pocos empleados. El hipódromo consta de dos tribunas con capacidad para 18 mil personas, una en funcionamiento y la otra inoperativa. La infraestructura de ambas es antigua y precaria. El edificio se encontraba muy deteriorado y sucio.

Para el momento de la visita del equipo de ARI, las tribunas solo contaban con una barra donde vendían bebidas alcohólicas. No poseían punto de venta y aceptaban dólares en efectivo y pago móvil.  

Las taquillas de apuestas del INH no funcionaban y se notaba su abandono desde hace tiempo. No había apuesta formal y la única forma de hacerlo era con personas que pululaban por la tribuna. 

Para ingresar al Jockey Club se debía pagar 2 dólares y los hombres debían portar saco o camisa manga larga. Para llegar se debe subir por un ascensor. Es un espacio con aire acondicionado, más limpio y moderno que las tribunas generales. Pero allí tampoco había manera formal de apostar: algunos mesoneros se ofrecían como intermediarios de casas de apuestas. No había punto de venta, por lo que se debía pagar con dólares en efectivo o pago móvil. 

Luego de haber tenido en el pasado competencias los días jueves y viernes en la noche con un promedio de 10 carreras por jornada, hoy las carreras son solo los sábados cada 15 días. “En 2009 había 970 animales, hoy en día no llegamos a 300, por eso no se hacen más de ocho carreras por jornada”, dijo un trabajador del hipódromo que prefirió mantener su nombre en reserva.

El hipódromo de Santa Rita está ubicado en el estado Zulia, fue inaugurado en 1988. Hoy está desmantelado y cerrado.

Durante el recorrido se constató su estado de abandono, no hay custodia policial en los alrededores, a pesar de estar cerca del peaje de La Chinita con un punto de control de la Guardia Nacional. No hay portones de acceso ni aviso que indique que se está entrando al hipódromo.

Tampoco hay alumbrado y las lámparas de los postes no tienen bombillos. Lo que era la pista, ahora es una zona llena de monte y no quedan caballerizas. Las estructuras de metal de las gradas y el lobby de vidrio desaparecieron. Hay escombros de concreto en el piso y faltan cabillas que forman parte del hormigón, vecinos de la zona señalaron que delincuentes relacionados a venta de chatarra las sustraen.

En las instalaciones también funcionaba una estación de bombeo de agua potable que beneficiaba a alrededor de 7.000 personas y fue desmantelada, por lo que habitantes tienen por lo menos cinco años sin servicio de agua por tubería. Una de las obligaciones de los juegos de envite y azar es que parte de sus ganancias se destinen a la beneficencia pública, según la Ley de Juegos de Envite y Azar; en este caso, Santa Rita dejó de contribuir con la comunidad.

Los palcos deportivos ya no tienen vidrios y tampoco sillas. Algunos accesos están bloqueados con escombros, árboles y partes del techo caído. El hipódromo cuenta con una pista de carreras de 3.000 metros, además de capacidad para 30.000 personas entre sus gradas, dos tribunas, tres palcos centrales, palco presidencial, Jockey Club y palco de propietarios; todos estos espacios estaban abandonados al momento de la visita de ARI. Según un registro de 2009, en ese momento había cerca de 550 ejemplares equinos.

En 2022, “El Potro” Álvarez lamentó el estado en el que se encontraba el recinto durante una entrevista con Globovisión. “Tenemos proyectos en esa sede para el futuro. Tal y como lo estamos haciendo en Caracas, vamos hacer en Valencia, Santa Rita está en nuestras expectativas, pero primero vamos a lograr el crecimiento de la caballada para tener más programas en estos hipódromos”.

Poco después, viajó a Qatar en septiembre de 2022 “como parte de un convenio entre Venezuela y esa nación, que traerá beneficios importantes para la actividad hípica”. 

Habló de que permitiría avances en la recuperación del turf nacional, de avances tecnológicos, mejoras en los “potes” de premios, así como en los salarios a todos los trabajadores de la industria hípica nacional. Hasta ahora, se desconocen los resultados de la gira por Qatar.

En la entrevista con el medio oficialista Últimas Noticias, Álvarez reiteró su intención de recuperar las instalaciones hípicas en Zulia. “El tema de Santa Rita lo tengo en mi futuro a corto plazo. Mi visión es, antes de entregar mi cargo como presidente (del INH), tener los tres hipódromos en óptimas condiciones, generando trabajo y carreras, teniendo una caballada importante y dándole duro a la ilegalidad”.

A su juicio, la actividad hípica se encuentra en una fase de mejoría y eso se evidencia en la recuperación de las instalaciones de La Rinconada, en el aumento de la inversión de los propietarios de los caballos, en los planes para incrementar la caballada gracias a la importación y al interés en Venezuela para ser sede de contiendas internacionales.   

“Tenemos una visión muy interesante y productiva, que Venezuela se siga convirtiendo en un epicentro. Ya tenemos confianza y el acercamiento con el latinoamericano. Desde aquí podemos, con la serie hípica del Caribe y con los caballos que vienen de Argentina y Chile, que podamos tener representantes en la Saudi Cup, en carreras emblemáticas. Vamos a tener de invitados a personas muy influyentes en el mundo hípico a nivel mundial. Ellos han visto aquí que es un espacio geográfico importante, ser un país que pueda brindar facilidades a personas que tengan caballos en esos países, podemos hacer intercambios internacionales en lo productivo, en soluciones económicas”, afirmó en la misma entrevista.

 

En Venezuela, el mundo de los jockeys o atletas hípicos es otro punto negro en el rescate del hipismo. Las condiciones laborales de los jinetes no son acordes con uno de los deportes que más dinero genera por apuestas, y que despierta mayor afición en cualquier estrato social.

Las generaciones de relevo y los sueños de una carrera profesional y de triunfos en óvalos nacionales e internacionales, se empañan desde el inicio debido a que varias escuelas de jinetes cesaron abruptamente sus operaciones y han dejado a grupos enteros de estudiantes, inclusive con niveles avanzados, en una especie de limbo hípico. Sin escuelas, certificación ni carrera. Las academias que aún quedan son operadas por privados.

La falta de caballos propios en las academias para las prácticas de los atletas, es otro reto a superar para los aprendices del hipismo, que deben participar en al menos 60 competencias para alcanzar el nivel profesional. Además, deben encarar la poca disposición que muchos propietarios tienen para el préstamo de sus ejemplares pura sangre a tales fines, lo que encarece su preparación.

La mayoría de los aspirantes a jockeys son de escasos recursos, por lo que cumplir con el requisito de la compra obligatoria y en dólares de una póliza de seguros, requiere de esfuerzo y sacrificio personal y familiar.

La formación de aspirantes y aprendices de atletas hípicos comienza entre los 13 y 16 años hasta los 22 años de edad. El límite de peso corporal es de 47 y 50 kilos y una estatura entre 1,47 y 1,68 metros.  

Explicó un preparador de jinetes, que pidió reservar su identidad, que “en la actualidad las escuelas que preparan jockeys en Venezuela son la del hipódromo de Rancho Alegre en el estado Bolívar y la de Paraguaná en el estado Falcón”. La formación tiene una duración aproximada de dos años. “Todos pasan primero por esos otros hipódromos antes de llegar a La Rinconada”.

Dadas las dificultades para entrenar y desarrollarse en su profesión, integrantes de la actividad hípica local afirmaron que decenas de jinetes decidieron atravesar la selva del Darién entre Colombia y Panamá, en la búsqueda de una mejor calidad de vida en Estados Unidos. 

Uno de ellos es Yosenyer Serrano que con 16 años empezó a entrenar en el hipódromo de Valencia y a sus 18 tuvo su primera carrera como profesional. “No había escuela cerca, tenía que ir a Ciudad Bolívar o Maracaibo, por eso entrené en el mismo hipódromo. Mi primera carrera fue en 2010 en Valencia”, recordó.  

Años después, en 2022 decidió emigrar, sabía de antemano que en Venezuela por una carrera obtenía 140 dólares, aproximadamente, pero en Estados Unidos podría ganar hasta 6.000 dólares. Esa diferencia lo impulsó a ir por su sueño americano. 

Su viaje no tuvo un buen camino. Mientras iba en el techo del “tren de la muerte” en México —mejor conocido como La Bestia, nombre de un largo tren de carga usado por migrantes para llegar a EEUU—, tuvo una caída que le ocasionó la amputación de sus dos brazos. 

Tras el accidente pudo finalmente entrar a territorio norteamericano al recibir una medida humanitaria. Dijo haber recibido ayuda de fundaciones y de colegas para obtener sus prótesis. "Mis amigos me han apoyado en todo", comentó a ARI agradecido.

Su plan es trabajar como asistente de los entrenadores de jockeys, y no volverá a Venezuela. Por eso y por otras razones la necesidad de contar con sus prótesis. “En la vida habrá tropiezos, nos pasarán cosas difíciles, pero Dios siempre nos pone una oportunidad en el camino”, afirmó. 

La suerte laboral de los caballericeros del Hipódromo La Rinconada corre en la misma pista que los purasangres que tienen a su cuidado, pues de ellos depende el pago mejor remunerado de sus servicios. 

“Nosotros dependemos de un premio, un porcentaje por cada caballo. Tenemos la oportunidad de ganar algo más si el caballo queda entre los primeros cinco. Pero si llega en primer lugar, el porcentaje es otro, porque depende de lo que pague el premio. Por lo general, el porcentaje que nos pagan es de 5%”, aseguró un trabajador del lugar que prefirió mantener su anonimato. 

El pago semanal de los trabajadores de las caballerizas es de 20 dólares. Es el salario estándar por el que se rigen los propietarios de caballos del lugar. Los deberes consisten en darle de comer a los caballos, bañarlos, revisar que estén en buen estado físico y el mantenimiento de las cuadras. Cada empleado tiene al menos tres caballos a su cargo. 

“Soy caballicero desde hace más de 20 años y cuando empecé era otra cosa mucho mejor, porque había protección social. Anteriormente, hace como cinco años más o menos, teníamos prestaciones sociales, seguro social, pero todo eso se acabó”, aseguró el trabajador. 

Las condiciones laborales en las caballerizas en el hipódromo de Caracas empeoraron tras el cierre en 2019 de la empresa privada Asociación de Propietarios de La Rinconada (Asoprorin), que agrupaba a todo el gremio del hipismo.   

“La empresa a la que pertenecíamos se declaró en quiebra, porque no tenían para pagar un salario más digno. Desde que cerraron, quedamos a merced de los dueños de los caballos. Desde entonces, estamos a la espera de que en La Rinconada nos acoja, pero eso lleva un proceso”, explicó otro de los trabajadores del lugar que también prefirió no ser identificado.

Para finales de 2022, y ante la falta de respuestas por parte del hipódromo y del deterioro de las condiciones laborales, los trabajadores de las caballerizas solicitaron una reunión con el presidente del INH, "El Potro" Álvarez, para exponer las condiciones laborales en las que se encontraban.  

“Las condiciones laborales de los compañeros que forman parte de la nómina del hipódromo son un poco mejores que las de nosotros, en cuanto a pagos, horarios y protección social. Pero ningún caballicero forma parte de la nómina del hipódromo”, sostuvo uno de los consultados. 

Detalló que, ni caballericero, ni entrenador cuentan con un seguro médico. Todo corre por cuenta del propietario de los caballos. 

“Una de las cosas que me gustaría pedirle a 'El Potro' es que nos absorba a todos los caballericeros como trabajadores del Instituto Nacional de Hipódromos, para que podamos tener los mismos derechos que los demás trabajadores. Somos muchos los que estamos golpeados, él lo sabe, él sabe todo lo que pasamos en nuestro día a día. Nos sentimos como empleados de tercera”. 

Con relación a la gestión que lleva en el hipódromo, varios trabajadores del INH coinciden en que “podría mejorar”.  Un empleado destacó que varios propietarios de caballos se han retirado. “Calculo que como 50 se han ido, por la situación económica”.